La Consulta
El primer objetivo de un terapeuta estratégico consiste en resolver rápidamente los problemas y trastornos mentales que pueden llegar a ser intrusivos e invalidantes no sólo para el paciente, cliente o consultante que lo padece, sino también para los que están a su lado.
Con el paciente/cliente/consultante, acordamos normalmente 10 sesiones para alcanzar el objetivo (excepto en los casos de anorexia). Dada la naturaleza prescriptiva de la Terapia Breve Estratégica, existe por lo tanto la necesidad de seguir prescripciones. En caso de que no se produzcan cambios sustanciales en la situación inicial, por falta de adaptación de la persona a dichas prescripciones, se propone el cese de la intervención. En nuestro entender, si se demuestra que el terapeuta no puede ayudar a resolver el problema, este debe retirarse y no incurrir en el riesgo de volverse “cómplice” del mismo.
El trabajo terapéutico se centra sobre el presente más que sobre el pasado; sobre entender cómo funciona el problema y descubrir qué lo mantiene vivo más que sobre el “porqué” de su existencia; sobre la búsqueda de las soluciones más que sobre las causas y/o culpables. El objeto de este modo de intervenir es interrumpir los círculos viciosos disfuncionales, o si no es posible bloquearlos, orientarlos en otra dirección hasta encontrar la solución que funciona, de forma a poder instaurar un nuevo equilibrio sano y funcional.
Para poder determinar la estrategia de solución más adecuada, desde una lógica estratégica, es imprescindible definir el objetivo a alcanzar. Se definen objetivos de cambio a corto y medio plazo que se enfocan a las formas de gestionar la “realidad” problemática.
Definido el objetivo, la intervención para la solución se construye ad hoc, adaptándose al objetivo concreto, a las características específicas del problema a resolver, a las personas involucradas y al contexto, más que siguiendo teorías rígidas y deterministas que condicionan la manera de intervenir.